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19/4/09

Ceremonial Diario: Saludos, presentaciones, caminar, sentarse, etc


Presentaciones

La sociedad no reconoce otro medio que el de las presentaciones para la creación de amistades, para todo acto de comunicación, para tratar algún negocio o por circunstancias excepcionales.

Las presentaciones pueden ser “especiales” u “ocasionales”. Las especiales son las que se hacen con premeditación o programadas, y las ocasionales son las que surgen de encuentros o de situaciones temporales.

Algunas Reglas Prácticas para la Presentación

1) Se presenta la persona de menor jerarquía a la de mayor.

2) La persona más joven es presentada a la de más edad.

3) El hombre se presenta a la mujer, como excepción las mujeres son presentadas a reyes, príncipes e infantes.

4) Para presentar al cónyuge o compañero/a se debe usar la expresión “mi marido”, “mi mujer”, "mi compañero/a", "mi amigo/a" pero nunca “mi señora”, “mi esposo” o "mi pareja".

5) Lo habitual es que se presenten:

· los anfitriones a los invitados según llegan al lugar

· en el trabajo, la persona de mayor responsabilidad a los demás

· en congresos y otras reuniones similares, los organizadores a los participantes

· en los actos oficiales, la persona que la organiza o el/la responsable del protocolo

6) Se dice de forma clara los nombres y los apellidos y la función de las personas que se presentan. Éstas saludan dándose la mano

7) En los actos oficiales los asistentes son presentados a la autoridad que preside.

8) Si en una reunión no hay otra persona que haga la presentación, puede hacerlo uno mismo dando nombre y apellido y en su caso la función que realiza cuando se trata de relaciones profesionales.

9) Para las presentaciones, el hombre cuando está sentado, siempre se pondrá de pie; la mujer debe hacerlo cuando la presenten a otra mujer de mayor rango o edad, o a una personalidad de gran relevancia.

10) Cuando caminando por la calle, o en un acto social, se está en compañía de alguien y se acerca algún conocido para saludar lo correcto es presentarlo a la persona que se acompaña

Gestos y Postura

La forma en que nos movemos o andamos dependerá de la gracia, delicadeza y armonía en los gestos que cada una posea. Obviamente, no en todas las personas es un don innato, pero la buena noticia es que estos elementos pueden ser cultivados, adquiridos. Lo más importante es que todo sea con naturalidad, ya que una actitud demasiado rígida es tan poco casual como la total soltura de cuerpo.

Al Caminar

Al andar, trataremos de mantener la cabeza erguida y la mirada hacia adelante, los hombros no muy caídos. El resto del cuerpo va recto, sin inclinarlo ni encorvarlo. Los brazos no deben colgar de forma desgarbada, deben moverse al ritmo del cuerpo, sin hacer grandes gesticulaciones. Las manos pueden ir dentro de los bolsillos del abrigo, nunca en los del pantalón.

Evidentemente, la persona elegante jamás dará zancadas ni arrastrará los pies. Lo correcto es caminar evitando tanto la lentitud excesiva, como la precipitación exagerada. Los pasos no deben ser muy largos ni muy cortos.Muy importante es la expresión del rostro, la que se acomodará a la circunstancia en la que nos encontremos, sin exagerar.

Al Sentarse

Nuestra postura al sentarnos no debe ser rígida, tampoco desgarbada. El respaldo de una silla es para apoyar la espalda, manteniendo la columna recta.

Los hombres evitarán cruzar las piernas a la altura de las rodillas o separarlas excesivamente. Lo correcto es mantener las piernas verticales, formando ángulo recto con las rodillas. La suela del zapato no debe ser exhibida en ningún momento.

En cuanto a las mujeres, y contrario a lo que muchas puedan pensar, tampoco es bien visto que crucen las piernas a la altura de las rodillas , sí lo pueden hacer a la altura de los tobillosy doblar las rodillas inclinándolas hacia un lado, de esta forma se evita pasar disgustos por la incomodidad del vestido, pensando en la persona que se tiene sentada en frente.

Las Manos

Siempre que nos encontramos en una situación de angustia o espera, suelen aparecer gestos que inconscientemente repetimos. Debemos evitar tics como rascar cualquier parte del cuerpo, arreglarse las uñas, tocarse las orejas o las comisuras de los labios ya que son gestos muy desagradables de presenciar para los demás.

La gesticulación de las manos suele ser una expresión heredada. Por ejemplo, en los países de cultura anglosajona es signo de buena educación no mover las manos al hablar. En cambio, en nuestra cultura latina, la gesticulación es usada con más frecuencia.

Si no estamos usando las manos, lo correcto es ponerlas sobre el pecho, a la altura de la cintura, o apoyar la derecha sobre la izquierda.

Al estrechar la mano, se debe tener especial cuidado de no apretar excesiva o prolongadamente la mano de otra persona. Tampoco es agradable ni de buena educación ofrecer una mano demasiado blanda. Lo correcto es que el apretón de manos sea firme y breve.

Muy importante: los hombres no deben estrechar la mano de una mujer a menos que sea ésta quien extienda su mano en primer lugar.

9/4/09

Pascuas con huevos gallinas y conejos


El Huevo de PASCUA


¡Un huevo de chocolate! ¿Por qué un huevo? ¿Por qué ahora?

Las versiones son muchas y las certezas no tantas, por lo que intentaré sintetizar 2000 años de historia en un párrafo. Si en Pascua se conmemora la resurrección de Jesucristo y, el huevo desde el tiempo de los antiguos egipcios, pasando por los griegos y la Edad Media, fue siempre considerado un símbolo de fertilidad, entonces la asociación Pascua-Huevo, tiene su razón de ser.

De todas formas, históricamente el huevo de Pascua nunca fue de chocolate. Era un huevo común y corriente, con la cáscara pintada, que se regalaba a los niños en Semana Santa. En ámbitos monárquicos, se llegaron a realizar verdaderas obras de arte sobre estos huevos. Pero fueron los alemanes, en el siglo XIX, quienes tuvieron la deliciosa idea de hacerlos de chocolate y colocar regalitos en su interior.

Cuando los inmigrantes teutones cruzaron el Atlántico,a los norteamericanos les gustó la idea. Y así fue que el mundo se acostumbró a ver durante un mes por año, los quioscos, las panaderías y los shoppings repletos de huevos de chocolate, algo que ya nos resulta normal.

Desde los comienzos de la humanidad, el huevo fue sinónimo de fertilidad, esperanza y renacimiento. El huevo adquirió importancia dentro de la mitología egipcia cuando el Ave Fénix se quemó en su nido y volvió a renacer más tarde a partir del huevo que lo había creado en un principio. También los hindúes sostenían que el mundo había nacido de un huevo.

Los huevos de pascua en la antigüedad eran de gallina y de pato, y en la Edad Media les eran regalados a los chicos durante las celebraciones. Al tiempo, los cristianos comenzaron a obsequiarse huevos durante la Semana Santa con regalos y al principio del siglo 19, en Alemania, Italia y Francia, aparecieron los primeros huevos hechos con chocolate con pequeños regalos adentro.

En cuanto a la decoración, los huevos de pascua siempre han representado un desafío para los reposteros. Pero las diversas culturas fueron decorando de manera diferente los huevos. En sus comienzos, eran pintados a mano con colores estridentes que representaban la luz del sol. Los huevos se hacían uno a uno con un molde prefabricado, lo que dificultaba mucho su elaboración masiva. Los colores estridentes fueron apareciendo con las grandes producciones de huevos, por los años 20 y 30 del siglo pasado.

Una tradición

Desde siempre, el símbolo del huevo ha gozado de un significado importante para la humanidad. En muchas culturas representa vida nueva y esperanza, razón por la cual aparece durante la Pascua , evocando el Cristo resucitado y la promesa de una vida nueva.

En Polonia y en otros países eslavos, los huevos, sobre todo en época de Pascua, gozan de una popularidad extensa. Según la tradición, no se consumía huevo durante la Cuaresma. Por lo tanto, la cantidad recolectada durante esa temporada era tan abundante, que la gente comenzó a repartir los huevos almacenados a parientes y conocidos. Para darles una apariencia de regalo, se pintaban los huevos de rojo con pigmentos naturales. Eventualmente, esa técnica evolucionó, añadiendo una gran variedad de colores y diseños, hasta alcanzar dimensiones de verdaderas obras de arte conocidos como huevos de Pascua.

En la Rusia zarista, los huevos jugaron un papel muy importante durante la Pascua , la celebración religiosa más importante de la iglesia ortodoxa rusa. Entre otras cosas, la festividad se caracterizaba por el intercambio de huevos de pascua. 1884 marcó el inicio de una tradición imperial que perduró hasta los tiempos del último zar. Alejandro III decidió agasajar a su esposa, la zarina María, con una pieza en forma de huevo comisionada a la casa del legendario Carl Fabergé, joyero imperial. El detalle agradó tanto a la zarina, que se acordó fabricarle uno cada año y ofrecérselo con motivo de la Pascua. De esa manera, el obsequio por excelencia que el zar podría ofrecer a la zarina en esa época, era un huevo hecho de metales preciosos y pedrería, decorado de una manera espléndida por Fabergé . Asimismo, por disposición del zar, el regalo siempre tendría forma de huevo y albergaría en su interior una sorpresa, misma que se mantenía en secreto hasta el momento de encontrarse entre las manos de su dueña real. Esa encomienda se volvió prioritaria para la casa Fabregé y los joyeros se esmeraban durante todo el año para realizar diseños espectaculares que contaban con finos acabados de plata, oro y piedras preciosas.

Las obras de arte del museo Hermitage sirvieron a Fabregé de inspiración para muchos de sus diseños. La vida cotidiana rusa, misma que el maestro representó de manera conmovedora, gozó de un lugar privilegiado en su colección. Realizó igualmente piezas conmemorativos de la coronación del zar Nicolás II, la terminación del ferrocarril transiberiano y aniversarios varios. Huevos alusivos al yate imperial, a la catedral de Uspensky y a la Plaza Gatchina son sólo algunos de los extraordinarias joyas de forma elíptica que salieron de su taller.

Hoy en día la tradición de pintar huevos durante la época de Pascua sigue vigente aunque la forma de decorarlos ha cambiado y mucho se ha perdido del sentido intrínsico de la costumbre. Como se mencionó líneas arriba, esa práctica sigue gozando de una popularidad extensa en Polonia y en otros países eslavos, sobre todo en la región de las Cárpatos.

Pysanky se llaman los huevos de Pascua en esa parte del mundo. Los lugareños inician su elaboración con mucha antelación puesto que cada uno se pinta a mano asiduamente. Los preparativos incluyen la cocción de los huevos a colorear, cuidándola de tal forma que queden duros sin resquebrar las cáscaras en el proceso. Los decorados representan una gran variedad de motivos exquisitamente elaborados en colores vibrantes. Todos guardan un significativo especial en el folklore regional. Por ejemplo, el sol, motivo recurrente, representa el origen de la luz y es símbolo del poder. La estrella es el eterno acompañante y fiel guía del hombre y el agua representa la esencia de la vida y es símbolo de la pureza. El motivo de la flor indica gozo, alegría y agrado mientras que el de la abeja, junto con el áureo producto de su incesante y diligente actividad, siempre se ha tratado con mucha deferencia por sus facultades medicinales y curativas. La golondrina por su parte, representa la esencia de la Primavera , la cosecha abundante y la felicidad. Los decorados mencionados representan sólo una fracción de la extensa variedad de temas que existen, considerando que cada motivo cuenta con sus propias variaciones. Además, son verdaderos manifestaciones artísticas de la vida cotidiana, las supersticiones, el medio ambiente, las creencias y la religión de todo un pueblo.

El procedimiento más frecuente para pintar huevos es la técnica de la cera derretida. Se traza un dibujo sobre la cáscara del huevo con cera líquida, utilizando la punta de un alfiler. Posteriormente, el huevo se introduce en un líquido de color natural o artificial. El resultado es un huevo cuyo fondo de color vibrante revela un fino e intricado diseño delicadamente matizado.

Cabe señalar que en los países eslavos, el huevo de Pascua juega un papel muy importante en el almuerzo del domingo de la Resurrección. Generalmente el decano de la familia lo divide en varias porciones y todos los invitados son convidados a participar en el alimento que tanto simboliza para ellos.

En la actualidad, el huevo de Pascua ha dado la vuelta al mundo, razón por la cual ha sufrido variaciones tanto en su apariencia como en la manera de valorarlo según las costumbres y posibilidades de sus países adoptivos.


El choconejo

Si el huevo es raro, ¿qué decir del conejo, al que miramos y miramos, sin decidirnos cuál orejita morder primero? Pero el conejo no es un conejo, en realidad: es una liebre. Una de las tantas historias que explican su existencia, habla de la diosa Eostre, surgida de la fiesta pagana alemana Ostara (de ahí que las Pascuas en inglés se llamen Easter). El mito cuenta que esta Eostre una vez salvó a un pájaro al cual se le habían congelado las alas durante el invierno, convirtiéndolo en liebre. Esa liebre, por haber sido pájaro, aún podía poner huevos. Y los padres le contaban a sus hijos que esa liebre regalaba huevos durante las Pascuas pero sólo a los niños que se portaban bien. Los alemanes llamaban a ese conejo "Osterhas", que significa la "liebre de Oster".


Se armó la rosca

Así como la historia del conejo tiene cierto encanto, el origen de la rosca de Pascua no es gran cosa. Hay muchas versiones. Una de las más creíbles habla de un pastel redondo de pan leudado que se cocinaba en festejos paganos para rendir culto a las cosechas y que de ahí salió la rosca, preparada por reposteros italianos retomando esa antigua tradición. Una base simple, a base de leche, huevos y harina, a la que cada país le imprimió su propio sello. El punto en común es la forma de anillo, que simboliza la continuidad de la vida y la unidad de la familia. Se trata, básicamente, de una torta.