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21/4/11


Pascuas con huevos gallinas y conejos



El Huevo de PASCUA

¡Un huevo de chocolate! ¿Por qué un huevo? ¿Por qué ahora?
Las versiones son muchas y las certezas no tantas, por lo que intentaré sintetizar 2000 años de historia en un párrafo. Si en Pascua se conmemora la resurrección de Jesucristo y, el huevo desde el tiempo de los antiguos egipcios, pasando por los griegos y la Edad Media, fue siempre considerado un símbolo de fertilidad, entonces la asociación Pascua-Huevo, tiene su razón de ser.
De todas formas, históricamente el huevo de Pascua nunca fue de chocolate. Era un huevo común y corriente, con la cáscara pintada, que se regalaba a los niños en Semana Santa. En ámbitos monárquicos, se llegaron a realizar verdaderas obras de arte sobre estos huevos. Pero fueron los alemanes, en el siglo XIX, quienes tuvieron la deliciosa idea de hacerlos de chocolate y colocar regalitos en su interior.
Cuando los inmigrantes teutones cruzaron el Atlántico,a los norteamericanos les gustó la idea. Y así fue que el mundo se acostumbró a ver durante un mes por año, los quioscos, las panaderías y los shoppings repletos de huevos de chocolate, algo que ya nos resulta normal.
Desde los comienzos de la humanidad, el huevo fue sinónimo de fertilidad, esperanza y renacimiento. El huevo adquirió importancia dentro de la mitología egipcia cuando el Ave Fénix se quemó en su nido y volvió a renacer más tarde a partir del huevo que lo había creado en un principio. También los hindúes sostenían que el mundo había nacido de un huevo.
Los huevos de pascua en la antigüedad eran de gallina y de pato, y en la Edad Mediales eran regalados a los chicos durante las celebraciones. Al tiempo, los cristianos comenzaron a obsequiarse huevos durante la Semana Santa con regalos y al principio del siglo 19, en Alemania, Italia y Francia, aparecieron los primeros huevos hechos con chocolate con pequeños regalos adentro.
En cuanto a la decoración, los huevos de pascua siempre han representado un desafío para los reposteros. Pero las diversas culturas fueron decorando de manera diferente los huevos. En sus comienzos, eran pintados a mano con colores estridentes que representaban la luz del sol. Los huevos se hacían uno a uno con un molde prefabricado, lo que dificultaba mucho su elaboración masiva. Los colores estridentes fueron apareciendo con las grandes producciones de huevos, por los años 20 y 30 del siglo pasado.
Una tradición
Desde siempre, el símbolo del huevo ha gozado de un significado importante para la humanidad. En muchas culturas representa vida nueva y esperanza, razón por la cual aparece durante la Pascua , evocando el Cristo resucitado y la promesa de una vida nueva.
En Polonia y en otros países eslavos, los huevos, sobre todo en época de Pascua, gozan de una popularidad extensa. Según la tradición, no se consumía huevo durantela Cuaresma. Por lo tanto, la cantidad recolectada durante esa temporada era tan abundante, que la gente comenzó a repartir los huevos almacenados a parientes y conocidos. Para darles una apariencia de regalo, se pintaban los huevos de rojo con pigmentos naturales. Eventualmente, esa técnica evolucionó, añadiendo una gran variedad de colores y diseños, hasta alcanzar dimensiones de verdaderas obras de arte conocidos como huevos de Pascua.
En la Rusia zarista, los huevos jugaron un papel muy importante durante la Pascua , la celebración religiosa más importante de la iglesia ortodoxa rusa. Entre otras cosas, la festividad se caracterizaba por el intercambio de huevos de pascua. 1884 marcó el inicio de una tradición imperial que perduró hasta los tiempos del último zar. Alejandro III decidió agasajar a su esposa, la zarina María, con una pieza en forma de huevo comisionada a la casa del legendario Carl Fabergé, joyero imperial. El detalle agradó tanto a la zarina, que se acordó fabricarle uno cada año y ofrecérselo con motivo de la Pascua. De esa manera, el obsequio por excelencia que el zar podría ofrecer a la zarina en esa época, era un huevo hecho de metales preciosos y pedrería, decorado de una manera espléndida por Fabergé . Asimismo, por disposición del zar, el regalo siempre tendría forma de huevo y albergaría en su interior una sorpresa, misma que se mantenía en secreto hasta el momento de encontrarse entre las manos de su dueña real. Esa encomienda se volvió prioritaria para la casa Fabregé y los joyeros se esmeraban durante todo el año para realizar diseños espectaculares que contaban con finos acabados de plata, oro y piedras preciosas.
Las obras de arte del museo Hermitage sirvieron a Fabregé de inspiración para muchos de sus diseños. La vida cotidiana rusa, misma que el maestro representó de manera conmovedora, gozó de un lugar privilegiado en su colección. Realizó igualmente piezas conmemorativos de la coronación del zar Nicolás II, la terminación del ferrocarril transiberiano y aniversarios varios. Huevos alusivos al yate imperial, a la catedral de Uspensky y a la Plaza Gatchina son sólo algunos de los extraordinarias joyas de forma elíptica que salieron de su taller.
Hoy en día la tradición de pintar huevos durante la época de Pascua sigue vigente aunque la forma de decorarlos ha cambiado y mucho se ha perdido del sentido intrínsico de la costumbre. Como se mencionó líneas arriba, esa práctica sigue gozando de una popularidad extensa en Polonia y en otros países eslavos, sobre todo en la región de las Cárpatos.
Pysanky se llaman los huevos de Pascua en esa parte del mundo. Los lugareños inician su elaboración con mucha antelación puesto que cada uno se pinta a mano asiduamente. Los preparativos incluyen la cocción de los huevos a colorear, cuidándola de tal forma que queden duros sin resquebrar las cáscaras en el proceso. Los decorados representan una gran variedad de motivos exquisitamente elaborados en colores vibrantes. Todos guardan un significativo especial en el folklore regional. Por ejemplo, el sol, motivo recurrente, representa el origen de la luz y es símbolo del poder. La estrella es el eterno acompañante y fiel guía del hombre y el agua representa la esencia de la vida y es símbolo de la pureza. El motivo de la flor indica gozo, alegría y agrado mientras que el de la abeja, junto con el áureo producto de su incesante y diligente actividad, siempre se ha tratado con mucha deferencia por sus facultades medicinales y curativas. La golondrina por su parte, representa la esencia de la Primavera , la cosecha abundante y la felicidad. Los decorados mencionados representan sólo una fracción de la extensa variedad de temas que existen, considerando que cada motivo cuenta con sus propias variaciones. Además, son verdaderos manifestaciones artísticas de la vida cotidiana, las supersticiones, el medio ambiente, las creencias y la religión de todo un pueblo.
El procedimiento más frecuente para pintar huevos es la técnica de la cera derretida. Se traza un dibujo sobre la cáscara del huevo con cera líquida, utilizando la punta de un alfiler. Posteriormente, el huevo se introduce en un líquido de color natural o artificial. El resultado es un huevo cuyo fondo de color vibrante revela un fino e intricado diseño delicadamente matizado.
Cabe señalar que en los países eslavos, el huevo de Pascua juega un papel muy importante en el almuerzo del domingo de la Resurrección. Generalmente el decano de la familia lo divide en varias porciones y todos los invitados son convidados a participar en el alimento que tanto simboliza para ellos.
En la actualidad, el huevo de Pascua ha dado la vuelta al mundo, razón por la cual ha sufrido variaciones tanto en su apariencia como en la manera de valorarlo según las costumbres y posibilidades de sus países adoptivos.

El choconejo
Si el huevo es raro, ¿qué decir del conejo, al que miramos y miramos, sin decidirnos cuál orejita morder primero? Pero el conejo no es un conejo, en realidad: es una liebre. Una de las tantas historias que explican su existencia, habla de la diosa Eostre, surgida de la fiesta pagana alemana Ostara (de ahí que las Pascuas en inglés se llamen Easter). El mito cuenta que esta Eostre una vez salvó a un pájaro al cual se le habían congelado las alas durante el invierno, convirtiéndolo en liebre. Esa liebre, por haber sido pájaro, aún podía poner huevos. Y los padres le contaban a sus hijos que esa liebre regalaba huevos durante las Pascuas pero sólo a los niños que se portaban bien. Los alemanes llamaban a ese conejo "Osterhas", que significa la "liebre de Oster".

Se armó la rosca
Así como la historia del conejo tiene cierto encanto, el origen de la rosca de Pascua no es gran cosa. Hay muchas versiones. Una de las más creíbles habla de un pastel redondo de pan leudado que se cocinaba en festejos paganos para rendir culto a las cosechas y que de ahí salió la rosca, preparada por reposteros italianos retomando esa antigua tradición. Una base simple, a base de leche, huevos y harina, a la que cada país le imprimió su propio sello. El punto en común es la forma de anillo, que simboliza la continuidad de la vida y la unidad de la familia. Se trata, básicamente, de una torta.

9/4/11

El Luto



El luto de CFK

Aunque el protocolo oficial no fija normas sobre el duelo presidencial, CFK eligió el luto, dejó de lado los accesorios, joyas y prevalece el uso de vestidos o polleras más que sus clásicos palazzos.

Las normas protocolares de uso (no escritas o regladas) indican que:

Por la muerte de la esposa, o del esposo, o de un hijo/a, el luto dura dos años.

Por la muerte del padre, de la madre, de los padres políticos, el luto dura un año.

Por la muerte de un hermano o de una hermana, el luto dura seis meses.

Por la muerte de un tío o de una tía, el luto dura tres meses.

Desde que falleció su esposo, en todas sus apariciones públicas se la vio de riguroso negro y casi despojada de accesorios. Se trata de una decisión personal ya que el protocolo oficial no establece pautas para esta situación.

Sin excepción, usa diferentes tailleurs negros: faldas a la rodilla, blusas de seda y sacos entallados. Exhibió su rolex de oro, anillos y aros muy pequeños.

Ya ha comenzado a pasar al medio luto con la incorporación de joyas o vestidos con ribetes (blanco fue un error). En caso de que protagonice una campaña electoral deberá abandonar el luto por lo que no está mal comience a alejarse. Debe comenzar por los colores vileta, lila o gris. Ni blanco, colorado o verde. negro y blanco, tampoco.

No hay normativa protocolar para el luto oficial o presidencial, es una decisión personal el uso del luto y también lo será dejar de usarlo.

La única convención que hubo por el fallecimiento de Néstor Kirchner fue el decreto 1.560, que determinó, entre otros, que las banderas de edificios públicos se icen a media asta.

No hay disposición alguna que obligue a la Presidenta hacer luto es una decisión personal.

De hecho, la elección de ese color ante la muerte comenzó a usarse durante la Edad Media y se consolidó con la reforma protestante, en el siglo XVI. Luego la adoptó la Iglesia Católica y, finalmente, la costumbre se extendió.

Algo diferente se vivió en la década del 50, con la muerte de Eva Perón. En ese entonces, las personas se vestían de negro y usaban crespón.

Cuando falleció Evita, Juan Perón quiso imponer a la sociedad el duelo con el brazalete oscuro.

Tampoco hay nada escrito en los pasos a seguir en un funeral de jefe de estado, si, en cambio, existen algunas referencias.

La tradición indica que a los presidentes se los debe velar en el Congreso Nacional y se creó una gran polémica cuando se decidió velar a Néstor Kirchner en la Casa Rosada.

hay un dato que da claridad a la polémica:

En un decreto firmado por Marcelo T. de Alvear, en 1926, un apartado sobre “honras fúnebres” establece: “Solamente podrán ser velados en la Casa de Gobierno el presidente de la Nación y los ex presidentes, el vice presidente y los ministros de Estado que fallezcan en el ejercicio de sus funciones”.

A esto debemos sumar un detalle no menor y es que este ex presidente era el esposo de la primera mandataria en ejercicio.

Respecto a las fotos que ilustran el presente es importante recordar, o si quieren volver a leer, lo que ya he publicado que dice el protocolo argentino en relación a poner la mano en el pecho en el momento de entonar el Himno Nacional (que no dice).